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SITUACIÓN GEOGRÁFICA

María de Huerva está situado geográficamente al SO de Zaragoza, por la carretera N-330, a 16 km. de la capital. Topográficamente a 343 m. de altitud sobre el nivel del mar, en una terraza desde la que cabe contemplar la amplia vega frente a los montes grises y blancos que configuran el valle del Huerva.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HISTORIA

    

     La localidad de María de Huerva se encuentra a 16 kilómetros de Zaragoza, en la carretera de Teruel, por el antiguo Camino Real a Madrid y paso de la antigua Vía Laminia Romana.

    

      Su localización actual obedece a una re-fundación de la localidad en el siglo XVII, tras la expulsión de los moriscos (1610), momento en el que la localidad de Maria queda prácticamente deshabitada.

     

     Se denominó María hasta 1910 y desde 1920 tomo el nombre de María de Huerva. La localidad de María procede de la expresión árabe Hisn al-Mariyya (torre de vigilancia sobre la orilla del mar, o atalaya) y hace referencia al emplazamiento de su castillo sobre un cerro amesetado que domina el río Huerva y la Val de María.

     

     El antiguo Maria todavía se recorta en el horizonte cuando te desplazas por la actual Carretera Nacional de Teruel o por la Autovía Mudejar.

    

     Domina una posición estratégica en un punto en donde el “Camino Viejo” (camino que conduce desde Zaragoza por el escarpe derecho de la depresión del Huerva) se encuentra con la mole del poblado y castillo y sus cortados sobre el Huerva, obligando a cruzar a la orilla opuesta, por un vado o puente.

      

     El Castillo de María está documentado ya en la época Islámica. El cronista Jerónimo Zurita (s. XVI) atestigua su antigua existencia y diversas crónicas indican la presencia en él de tropas de Abderraman III en el año 935 (citado por Ibn Hayyan y al-Udrí).

       

     También está documentada, en el 951, la figura de su gobernador de la etnia Tuyibí Yahía-ibn-Hasin. Por consiguiente se puede considerar el Castillo como de construcción Islámica, del mismo modo que los de Cadrete, Cuarte (hoy desaparecido) y Muel.

       

       La localidad de Maria jugo un papel fundamental en la conquista de Zaragoza por Alfonso el Batallador, al ser el punto fuerte a donde llegaron los refuerzos cordobeses al mando del "rey" Temín (según Zurita), quien ante la superior fuerza oponente se retiraron sin plantar batalla, abandonado Zaragoza a su suerte. También aparece citado en esta misma época al intentar destruir las tropas cristianas un azud que daba agua a barrios de Saracosta.

     

       Una vez conquistada Zaragoza María recibe su “Carta Puebla” otorgada por Alfonso el Batallador en 1124. Se trata del instrumento por el que el Rey ofrece tierras a los cristianos que lo deseen para repoblar con sus gentes una localidad hasta entonces enteramente musulmana y para que los nuevos pobladores sirvieran a la defensa de sus tierras frente a presuntos futuros ataques de las fuerzas Cordobesas. Seguramente María se rindió sin plantar batalla tras la caída de Zaragoza ante un formidable ejército, capitaneado por las tropas de Alfonso el Batallador que contaba con el apoyo de su lugarteniente Gastón de Bearn y sus tropas gasconas y bearnesas. Así “la Honor de María” paso a Sancho Fortuñones con el título de Zalmedina de Zaragoza y María. En la Carta Puebla se indica que los nuevos pobladores pueden hacerse sus casas como mejor puedan y cada caballero recibirá para siempre dos yugadas de tierra y cada peón una yugada.

 

       Posteriormente cuenta con diferentes tenentes (señores del Castillo que gobiernan la localidad en nombre del Rey): Quadrat, Eneco Arceiz, Deus Aiuta, Pedro Ortiz.

         

       En 1233 Jaime I lo entrega a Blasco de Aragón a cambio de Morella, tomada por éste último y necesaria para Jaime I, ya que resultaba la llave de Valencia.

     

       En 1311 perteneció a Juan de Vidaure. Ya en 1348 aparece en posesión de Alonso de Ejerica, pasando sucesivamente a dominio unionista y de los ejércitos reales. A partir de 1428 forma parte del linaje de los Fernández de Heredia que más tarde serán Condes de Fuentes (los Pignatelli), con quienes finalizará el dominio del Señorío de María.

          La antigua localidad y Castillo se ha conocido siempre como el “lugar viejo” en recuerdo de que en aquel lugar se asentaba la primitiva población. Se trata por tanto de algo más que de un Castillo al comprender en la explanada de sus laderas las ruinas de la población total del antiguo María.

 

     Su Castillo conserva la torre del homenaje, “Donjon”, en lo más alto de la atalaya a la que se accede por un pasadizo con escaleras talladas en la roca, que orada la montaña de yeso. La pequeña meseta sobre la que se asienta la fortaleza contaría con depósitos auxiliares de agua para prevenir los asedios y otras torres menores. Una muralla de tapial, piedra de yeso y cal reforzaría toda la acrópolis. A continuación se organiza el poblado morisco, que según las fuentes fue uno de los más numerosos de la vega del Huerva, contando con 200 casas en el momento de la expulsión, es decir que habitaron unas 1000 personas (1610). El asentamiento tuvo mayoría absoluta morisca, durante el dominio cristiano (1118-1619).

          

     El asentamiento islámico se desarrolla en terrazas adaptándose a la configuración del cabezo.

  

     En el extremo septentrional del cabezo se localiza una muralla defensiva transversal con entrada en doble recodo para facilitar la defensa de la localidad. Las murallas cuentan con pasadizos y ventanas aspilleras.

      

     También se puede visitar una construcción sobre la vertical del río Huerva desde donde se articularía una noria para el fácil aprovisionamiento de agua, principal problema del poblado.

      

      Ya en la falda del cerro del castillo se encuentra la zona de los alfares, de los que dos de ellos fueron objeto de excavaciones arqueológicas en los años 80, por María Elisa Palomar, y que ofrecieron abundante azulejería de arista y de la que contamos con documentación que atestiguan de la actividad de dos moriscos de una misma familia, Alexos de Alborxe y Jerónimo de Alborxe, apellidos que acreditan su origen de la vecina localidad Zaragozana de Alborje, a orillas del Ebro. Trabajaron desde 1571 a 1601 y su producción de azulejos de arista sirvieron apr alas obras de las iglesias de San Pablo y San Miguel de los Navarros (1571, 72 y 73) y La Parroquieta de la Seo de Zaragoza (1574 y 1582). Hay que destacar que parte de la cerámica consumida en Zaragoza y tenida hasta la fecha como del tipo "cerámica de Muel" en realidad lo fue de María y Cadrete.

           

     El Castillo con su asentamiento y los alfares situados en los pies del cerro constituyen un conjunto que se completa con la necrópolis del poblado musulmán que se localiza en el cerro que desde el río se encuentra al Oeste del camino antes de llegar al “lugar viejo”. Es posible que hayamos detectado la existencia del cementerio de los cristianos nuevos en la base de la plataforma del castillo, junto a una estructura absidial que podría pertenecer a la Iglesia cristiana del primitivo María que anteriormente sería la Mezquita.

      

      Por supuesto que existió en el lugar una mezquita que el Decreto de Conversión general obligatoria de todos los musulmanes al cristianismo de 1526 trajo aparejada la conversión de las Mezquitas en Iglesias, sin embargo se conserva documentación de que los mudéjares de María rehusaron ser bautizados, debiendo de interceder un emisario del Señor de la Villa, quien les convenció de que aceptasen la Orden Real pero “guardando el corazón para Mahoma”. Este es un ejemplo de como la nobleza aragonesa apoyó a sus súbditos mudéjares hasta el último momento de la expulsión.

           

     El Lugar Viejo y su Castillo tienen la máxima protección que las Leyes dan a un monumento: de Bién de Interés Cultural. La naturaleza de Monumento Nacional ya fue tenida en cuenta al recogerlo y fotografiarlo Francisco Abbad de los Rios, en su Catalogo Monumental de España (Zaragoza, 1958).

 

     Su grado de conservación excepcional se debe a que tras la expulsión de los moriscos la población cristiana cambió de localización, pasando a la orilla izquierda del río, junto al nuevo Camino Real de Madrid y paso a denominarse María la nueva. La nueva Villa fue trazada con regla y cartabón por un arquitecto del Señor Conde de Fuentes en el S. XVII. Por este motivo “el lugar viejo” quedó abandonado.

 

El 15 de junio de 1809, una fecha histórica para María.

 

 

    

      En esta fecha los ejércitos español de la zona de Levante y francés del Norte se enfrentaron en el término municipal de María. El paisaje en el que se desarrollaron los acontecimientos ha sido el que hemos conocido todos hasta hace veinte años, y que en la actualidad se ha modificado de manera importante con la construcción de la Autovía Mudejar y de la mejora del trazado de la Velocidad Alta del ferrocarril, junto al crecimiento del Polígono industrial.

     La vista de María que descubrieron los ejércitos imperiales es la misma que vieron nuestros padres y abuelos.

 

HISTORIA DE UNA BATALLA

 

  Zaragoza había cogido desprevenidos a los ejércitos de Napoleón Bonaparte y salió imbatida del Primer Sitio, retirándose las tropas francesas el 15 de agosto de 1808.

    

     Tan pronto como pudo reunió un formidable ejercito que encaminó de nuevo a la toma de la Ciudad. Las tropas españolas le presentaron batalla en Tudela el 23 de noviembre; las tropas dispersadas se agruparon en Zaragoza. El Segundo Sitio comenzó a establecerse a lo largo del mes de diciembre de 1808, capitulando el 20 de febrero del 1809.

    

      Tras la conquista y ante la falta de un ejército español en la zona el ejército Francés, bajo el mando de Portier, que se ocupo de dominar el Norte y de Junot con el II Cuerpo de ejército obligaron a retroceder hasta Tortosa a las fuerzas del Marqués de Lazán que no habían llegado a socorrer a la ciudad de Zaragoza.

Ante el temor de requerir mas tropas en Asturias Bonaparte ordenó replegar las fuerzas de Portier hacia Logroño.

    

      Las tropas Españolas aprovecharon esta debilidad de fuerzas para organizar una contraofensiva.

    

     Perena toma Monzón a primeros de mayo y el ejército francés al mando de Habert sufrió una fuerte derrota agravada por la crecida del río Cinca que impidió su retirada.

    

      El General Blake al mando del “ejercito de la Derecha” reúnió las tropas del Marqués de Lazán, de Pedro Roca y Juan Carlos Areizaga junto a la caballería de Juan d’Onojú tomando Alcañiz..

    

     Suchet al mando del III Cuerpo de ejército napoleónico inicia una contraofensiva que acude al Sitio de Zaragoza. El 23 de mayo llego a Hijar e intentó recuperar Alcañiz siendo rechazado y cayendo herido el mismo Suchet.

    

     Se achaca al General Blake la falta de determinación en perseguir al ejercito francés y perder unos valiosos días reorganizando sus propias fuerzas.

 

     El 12 de junio llegó a Belchite y avanzó en dirección a Zaragoza por Fuendetodos, Villanueva de Huerva y Longares. La División, al mando de Juan Carlos Areizaga, tomó posiciones en Botorrita cogiendo por sorpresa a un convoy de víveres y obligando a la división de Fabre que estaba establecida en Muel a retirarse hasta Plasencia de Jalón.

Blake contaba con unos 20.000 infantes, 800 de caballería y veinticinco piezas artilleras, en tres divisiones.

 

     Suchet sabía que la pérdida de esta batalla supondría la de Zaragoza y de Aragón, suponiendo en definitiva la derrota de España, ya que el resto del país no podía defenderse sin contar con esta vital comunicación.

    

     El 14 de junio Suchet despliega 9.000 hombre en las Vales de María, a la altura de Cadrete, en la margen izquierda de la Carretera Real de Zaragoza.

    

     La División Areizaga, como hemos indicado, permaneció en la retaguardia, en Botorrita y las Planas de María, dominado Botorrita con 6.500 hombres y ocho piezas de artillería.

    

      El Marqués de Lazán y el general Pedro Roca se posicionaron a la izquierda de la Venta Real (antigua Cuartel de la Guardia Civil de María de Huerva) y zona del Polígono el Plano y la Valeja de San Pez. Unas fuerzas de reserva quedaron en María cubriendo el puentecillo sobre el arroyo salado.

 

         Pasaron todo el día tomando posiciones a la espera de la llegada de refuerzos (3000 hombres) al mando de Robert. En la mañana del 15 de junio Suchet no respondió a un movimiento de las fuerzas españolas en el franco izquierdo. A las dos de la tarde las fuerzas del general Blake estacionadas en María realizan un intenso ataque tratando de envolver el ala derecha ocupada por la división de Musnier. Fueron repelidos por el Regimiento 114 apoyados por los lanceros del coronel Kliski. Las fuerzas del General Pedro Roca intentaron reagruparse, circunstancia que Suchet supo aprovechar (tiene conocimiento en dicho momento de la llegada a los montes de Torrero de los refuerzos de los Regimientos 116 y 117) contraatacando con todas las fuerzas del centro e izquierda, intentando salvar el barranco que separaba ambos ejércitos. El 1º Regimiento del Vístula y el 115º fueron repelido por fuego de infantería y de la artillería emplazada en la Plana. Esta maniobra consigue repeler a los asaltantes y da tiempo a reagrupar las fuerzas de la derecha. Es herido el general Harispe, Jefe de Estado Mayor a la cabeza de 100 granaderos y de los batallones del 2º del Vístula y el 64º. La batalla contaba con la iniciativa española pero una fuerte granizada, iniciada a las tres de la tarde puso fin a la lucha.

    

     Las tropas de refuerzo que esperaba Suchet llegaron y reforzaron su franco derecho con un regimiento de línea al mando del general Habert. Atacó la caballería francesa al mando de Wattier (usares y coraceros) que dispersaron a la caballería de O’Donojú, atacando seguidamente la infantería de Habert, envolviendo el ala derecha de Pedro Roca y tomando la batería emplazada en Maria tras el puente sobre el Arroyo Salado, cortando de esta manera la comunicación con las tropas de Areizaga, que permanecieron inamovibles. En la batalla es hecho prisionero el Jefe de Brigada d’Onojú y el coronel Martín Gómez de Menchaca.

 

     Blake hace acudir en su apoyo a las fuerzas de Lazán que se encontraban en segunda línea replegándose hacia el Sur y Este, cruzando el Huerva y uniéndose en la Plana con las fuerzas de Areizaga, sin perder la formación pero perdiendo entre 1000 y 5000 hombre, 400 fueron hechos prisioneros y 17 de sus 25 cañones que quedaron clavados en el barro a raíz de la fuerte tormenta y tres banderas. Se retiran aprovechando el anochecer a su cuartel de Botorrita.     

     El ejercito francés sufrió por su parte 800 bajas.

    

      Al día siguiente Suchet organiza un ataque concétrico con todas sus tropas sin conseguir cerrar el cerco de Blake que se retira sin pérdidas a Belchite donde vuelve a presenta batalla el 18 de junio. Las fuerzas francesas relizaron un ataque por el ala izquierda, menos compacta retirandose los españoles a Belchite con la mala fortuna de que una bala alcanzó el deposito de municiones de las fuerzas españolas y creyendo que eran atacados por la retaguardia, huyeron abandonando la artillería reagrupándose 9000 hombre hacia Morella y Tortosa.

 

RECORDAR Y CONMEMORAR

 

      Todavía hoy podemos encontrar en las Vales de María balas de plomo de la citada batalla y pueden determinarse las posiciones de algunas baterías, a pesar del tiempo transcurrido, pero lo mas importante es conservar la memoria de un evento histórico único para nuestra localidad. En los relatos de la batalla no se habla de qué hicieron los vecinos de Maria, de cómo socorrieron a las tropas españolas, aprovisionándolas de alimentos y curando a sus heridos, del terror que sufrieron con el bombardeo cruzado de ambos ejércitos. Los campo de las Vales y la Plana quedarían a arrasados, en plena operación de comenzar a cosechar el cereal del secano y la huerta sin duda, sería machacada por el paso de las tropas de infantería y caballería. La suerte fue favorable a las fuerzas francesas como lo pudo haber sido de las españolas. La lucha fue encarnizada y las bajas importantes por ambas partes.

 

 

     Los vecinos de María debemos preparar un Homenaje a todos los caídos en esta batalla, a favor de la Paz y la hermandad de los pueblos.

     María merece una calle importante que rememore este acontecimiento y un monumento en donde rendir el recuerdo.

 

 

HISTORIA RECIENTE

 

     María conserva en la actualidad la trama urbana barroca. Cuenta con algunos edificios que hay que destacar: La iglesia Parroquial, de trazas barrocas, la antigua Venta del camino Real, la única que se conserva en el tramo aragonés y la “casa grande”, edificio sobrio, de ladrillo con cajones calicastrados de yeso, ejemplo de casona barroca de tradición italianizante, con lógia con arquillos en su tercera planta.

    

     Junto al núcleo urbano, hoy en un imparable crecimiento María cuenta con su Huerta y la Ribera del Huerva con sus sotos de Ribera. Es la parte de la cuenca del Huerva de mayor amplitud y frondosidad, constituyendo un oasis verde en medio de la estepa de las Vales y Planas de María, que son fruto de las talas incontroladas seculares para el aprovisionamiento de leña a Zaragoza y carbón vegetal, tan necesario en la importante y próxima capital aragonesa.

    

     María cuenta con una historia que arranca en la Edad del Bronce, con numerosos asentamientos. Durante la época romana existió un denso doblamiento de Villas rústicas al calor de Caesar Augusta y Contrebia Belaisca, situada en su propio término municipal.

 

     Ya hemos hablado de su esplendor durante el dominio islámico y como renació con la reconquista cristiana, surgiendo una nueva María. Esta localidad que ha sido eminentemente agrícola y ganadera ha sabido preservar supertonalidad gracias a la feracidad de su huerta y al río Huerva. Los vecinos están profundamente identificados con su localidad.

   

       Deseamos que esta época de crecimiento sirva para contar con un desarrollo armónico y sostenible, teniendo un especial cuidado de nuestro rico patrimonio Cultural y Natural.

 

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